Tras una persiana medio bajada, con el humo del cigarrillo atrapándose entre sus ojos, y la sonrisa de quien no tiene nada que perder, me dijo algo que se me quedó grabado.
- ¿Sabes? El mejor consejo que me dieron nunca fué que me tomara las cosas con calma y siempre buscara la parte racional, porque es la única que te va a ayudar a encontrar la salida correcta, con el menor daño posible. - Desde entonces, solo me reconoce la gente que sabe donde mirar.
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