jueves, 3 de febrero de 2011

Here we go again, motherfuckers.


Es solo en mitad de la noche cuando de repente llegas a conclusiones. Sabes si quieres estar solo o no.

Pero también te surgen dudas.

Y miedos. Esos terrores nocturnos de cuando eras pequeño salen de debajo de la cama otra vez y te atacan directamente.

Pero no siempre la soledad es mala.

Pero nunca es buena del todo.


Ningún animal puede jactarse de vivir solo, por muy solitario que sea, y tampoco soñar con serlo del todo.

Juzgar a tus pensamientos es rastrero, sucio. Pues son el último recóndito que te queda, pero peor aún es intentar engañarlos, engañarte a ti mismo, engañar a los demás. No se puede jugar con el ruido de tu cabeza, ni acallarlo tapándolo disimuladamente.


No son las respuestas más fáciles las verdaderas, ni las enrevesadas las fiables.

Ni fiable es el tiempo, que te hace esperar, aguardando una caída o una salida gloriosa de la tormenta, pues la espera misma ya es en sí una tortura que no siempre se disfruta.

Pero al fin y al cabo, las calmas antes de las tormentas son el preámbulo que te marcan el bajo continuo de tus próximos movimientos.

Y no hay mejor defensa que un mejor ataque.


Bienvenidos a calmbeforestorm, espero que lo entendáis tan poco como yo.


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