miércoles, 6 de abril de 2011

A quemarropa.



¿Tú sabes como se siente una puta?

Creo que yo estoy cerca de atisbarlo. Y en estos momentos, casi podría afirmar que además de puta, de las que ponen la cama.

Pero de esas putas a las que además de follárselas las quemas con el cigarro y les escupes encima.

Imaginate una habitación oscura; con la pintura desconchada.
Una cama mal hecha y una bombilla parpadeante; la figura de una mujer hace de obstáculo con las rendijas de luz que entran por la persiana.

En su piel hay moratones y quemaduras. Y cortes, y arañazos.

En su pelo, nudos que tiran de su conciencia, y de sus medias rotas hilillos que sangran como su mente.

En su cara se refleja cansancio, de ser utilizada, de ser de usar y tirar, de que la gente la use como entretenimiento. Gracias a la máscara que aprendió a usar, no le duele. Pero está cansada de tener la cabeza en mil cosas por que parece que por su habitación zumban moscas que no la dejan respirar tranquila.


Las putas también se cansan, las putas también saben esperar. Las putas pueden tener la paciencia de los insectos, las putas pueden golpear.


El que da, se expone a recibir.


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