"Miquel Moliner vería la muerte en todas partes, en la hojarasca, en los pájaros caídos de los nidos, en los viejos y en la lluvia, que se lo llevaba todo. Tenía un talento excepcional para el dibujo, y a menudo se perdía durante horas en láminas al carbón donde siempre aparecía una dama entre brumas y playas desiertas que Julián imaginó era su madre.
- ¿Qué quieres ser de mayor, Miquel?
- Yo nunca seré mayor - decía enigmáticamente.
(..)
Siempre decía que iba a morir joven, y que no le importaba. De tanto pensar en la muerte, creía Julián, había terminado por encontrarle sentido más sentido a la vida.
- El día que muera, todo lo mío será tuyo, Julián - solía decir -. Menos los sueños"
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