viernes, 11 de noviembre de 2011

10 minutos más tarde.



Y de estas que te pones a escribir sin saber muy bien por qué, y encima a horas intempestivas.
Que decides no borrar nada de lo que teclean tus dedos y miras el reloj, 3:39.
Muy bien, otro día que no consigues dormir antes de las 12, claro, con Justice en la cabeza, el regusto del toffee en la boca y el mareo de la tanda de Coronitas en sangre, dificilmente vas a dormir.
A todo esto, tu tensión se desploma al suelo a las 00:30 y ves todo en píxeles y oyes con eco, pero todo bien. Todo es sentarse a que te dé un poco el aire y luego tira millas. Total, uno más.
Y te paras a pensar, joder, son casi las cuatro y yo sin el pijama. Y joder, lo que me gustaría dormir sin él. Sin el pijama, digo.
Anda! La hoja rojiza que has cogido esta mañana, mira. Y todavía sin descolorear. Bien, eso, y las buenas noticias de la pelirroja han sido los puntos memorables del día.
A todo esto, debería organizar un poco la leonera, y mi cabeza también, de paso, solo.
No sé, esto de la escritura espontánea me está resultando divertido.

Acaba de producirse en mi cabeza un choque de titanes. El que decía que quitara la música por mi bien, y el que me ha dicho que la deje puesta. Ha ganado la música, y ahora los beats de la canción me están torturando a base de hostias de tristeza, qué se le va a hacer.
¿Raise your weapon? ¿Watch me burn? ¿En serio? ¿A estas horas?
Itunes, me estás tocando la moral.

Voy a darle al aleatorio y que sea lo que la suerte quiera.
Total, sin musas y sin suerte, muy lejos no puedo huir.

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